4
FALA
Me levanto antes que
mis compañeros, y aprovecho para volver a la ciudad a buscar a mi hermano.
Aunque no tengo las mismas esperanzas que ayer, aún confío en que Notham esté
por ahí, esperándonos. Salgo en dirección contraria a la que fui ayer, por esta
parte, la ciudad está menos devastada, pero eso no quiere decir que no esté en
ruinas. No hay ni un edificio en pie, pero tampoco hay cadáveres, alguien, por
la noche, ha debido llevárselos.
Estoy durante todo el
día y llegada la tarde estoy tan desesperado que grito. Grito para buscar a mi
hermano y para desahogarme.
- ¡Notham! – grito
esperando una respuesta.
Oigo a alguien que me
responde, detrás de unas rocas, y me acerco lo más rápido que puedo. Resulta
ser una joven morena, con ojos verdes.
- Ayúdame por favor –
me suplica la joven.
Aparto un par de rocas,
pero queda una que me es imposible mover. Así que voy a buscar algo que me
sirva de palanca. Miro a mi alrededor, y a lo lejos veo una viga, que puedo
usar como palanca.
- A la de tres, empuja
de la roca hacia arriba. – le digo – Uno, dos… y… tres.
Empujo de la viga para
abajo y la joven empuja de la roca hacia arriba, poco a poco, la roca se va
levantando, y de esta forma consigue salir.
- Fala – me dice.
- ¿Qué quieres decir?
- Fala, me llamo Fala.
- Ahhh, encantado.
- ¿Tú cómo te llamas? –
me pregunta.
Me pongo rígido, mi
nombre no es algo que pueda decir a todas las personas. Soy capaz de contar con
los dedos de una mano la gente que lo conoce. Notham, el Maestro y Thob, el
mayor de los tres Maestros de la Espada.
- No tengo nombre – le
respondo secamente.
- Bien, no me lo digas,
ya lo adivinaré.
- Lo dudo – me doy
media vuelta, noto que Fala empieza a seguirme, pero hago caso omiso.
A lo lejos veo a Zorax
y a Kalhan comiendo algo, no tienen puesta la camiseta y, en cuanto vieron a
Fala, empezaron a desorganizar todo en busca de sus respectivas camisetas, cosa
que me hizo reír.
- Ehmmm, hola preciosa…
- le dijo Kalhan a Fala guiñándole un ojo.
- ¡Buenas! – respondió
la joven alegremente, pero sin darle importancia al piropo que mi joven amigo
le acababa de lanzar.
- Soy Kalhan, y este es
Zorax, un gran guerrero.
- Yo me llamo Fala y…
no soy más que la hija de un posadero… - sonrió, de una manera especial.
- Encantado – le dijo
Zorax besándole la mano con una gran teatralidad.
Fala se sonrojó, y me
miró de reojo, inmediatamente aparté la vista, no estoy acostumbrado a las
mujeres. Nunca había compartido parte de mi vida con alguien del sexo
contrario. Sé que suena pobre, pero entre guerra y guerra no había tenido
tiempo.
Veo que Zorax me hace
un gesto para que vaya con él.
- ¿Se va a venir Fala
con nosotros hasta Likdem? – me pregunta.
- No lo había pensado,
pero creo que puede ser útil.
- ¿Útil? ¿Para qué? No
creo que sepa hacer algo más que cocinar y limpiar…
- No sabemos lo que
puede ser capaz de hacer, aunque lo que tú dices no nos vendría mal,
últimamente solo comemos pan duro y bebemos agua sucia.
De repente oigo un
ruido, parecido al de dos espadas peleando. Desenvaino rápidamente la mía y me
giro, pero lo que veo me sorprende. Kalhan y Fala están peleando, y parece que
la joven se desenvuelve bien, ya que tiene a mi amigo contra la pared, miro a
Zorax y sonrío.
- Parece que sabe hacer
algo más que cocinar… - le digo.
- Eso parece… - me
responde risueño – ¡Kalhan! ¡Te tiene contra las cuerdas!
Kalhan se despista y en
ese momento, Fala le coloca la espada en la yugular. Muerto.
- Eso no vale, estaba
distraído – se queja el joven.
- En Likdem no van a
ser tan compasivos – Fala sabe lo que dice.
- ¿Has estado ya en
Likdem? – le pregunto.
- Para rescatar a mi
hermano – me responde.
- ¿Cómo conseguiste
salir? – pregunta incrédulo Zorax.
- Conseguí salir
haciéndome pasar por un soldado de la Guardia Negra, luego paseé por la
Llanura, durante meses, hasta llegar a Kael, donde estuve con Arakki durante
dos años. Él me entrenó en el arte de la espada mientras cuidaba de mi hermano,
que aún tenía graves daños de su estancia en Likdem. Mi hermano murió allí. Tras
mi estancia con Arakki, y con la promesa de que volvería, salí a explorar Tuê,
sin alejarme de los caminos y las civilizaciones, sin acercarme a La Muralla.
Durante unas semanas, estuve viajando junto a una caravana que se dirigía a la Ciudad
de la Bahía, donde vivía mi familia. Cuando llegué allí me enteré de que todos
habían sido asesinados por Haral, el conde de Morma. Entonces reclamé venganza,
pero al cabo de los días me di cuenta de que yo sola no llegaría a ninguna
parte. Por lo que vine aquí y busqué refugio. Me acogió un amable posadero, de
nombre Tessor, que me cuidó como si fuera su propia hija. Casi me había olvidado
de mi pasado hasta que llegasteis vosotros.
Cuando Fala termina de
hablar, el silencio reina en el ambiente. Es un silencio triste, vacío, no se
oye ni el más leve suspiro. Sumidos en el silencio, nadie nota que Fala
comienza a llorar, bueno, nadie salvo Kalhan, que se acerca a ella y la rodea
con el brazo, ofreciéndole cobijo. Ofreciéndole un hombro sobre el que llorar,
y alguien en quien apoyarse. Yo sé que nunca sería capaz de hacer eso, no
cuadra en mi personalidad.
- Fala, tranquila, no
pasa nada, es el pasado, ahora piensa en el presente – le dice Kalhan para tranquilizarla.
En ese momento me viene
a la cabeza una frase que siempre me decía mi padre, no pienses en lo que fue
ni en lo que será, céntrate en lo que es y vive con tus allegados, pues llegará
el día en que los pierdas y te arrepentirás de no haber estado con ellos.
- Creo que me voy a
dormir, todos necesitamos descanso – dijo Zorax para acabar con el silencio.
- Yo también haré lo
mismo, tengo que pensar – me levanto y me dirijo a un amasijo de sacos que había
hecho tiempo atrás para dormir.
Cuando me tumbo, veo a
Fala acurrucarse en Kalhan, como si fueran piezas separadas de un mismo puzle.
En ese momento me vienen a la cabeza las noches de pequeño en las que tenía
pesadillas y acudía a la cama de mis padres en busca de un lugar seguro donde
dormir. Y me acordé de Notham. Y resurgió en mí un antiguo sentimiento que
había escondido demasiado tiempo. El dolor. Dolor por la pérdida de Notham,
dolor por la pérdida de mis padres, dolor por el amor que profesan Fala y
Kalhan, dolor por el pasado, el presente y el futuro. Dolor porque sé que no
voy a vivir mucho más y no he aprovechado la vida lo suficiente. Durante mucho
tiempo escondí el dolor, lo que me hizo más distante, pero surgieron en mí
nuevos sentimientos, como el egoísmo y la avaricia. En ese momento dejé de ser
humano y me convertí en un monstruo. Entonces lloré, no por la pérdida de mi
hermano, o por mi pasado, si no porque he estado ciego todo este tiempo, y por
eso he dejado que muriera mucha gente.
En el ambiente vuelve a
concentrarse el silencio, pero ya no es un silencio triste, pobre, si no un
silencio prometedor. Zorax duerme, Fala y Kalhan están besándose. Les miro y
sonrío, la llama del amor es muy difícil de apagar, y estoy seguro de que llegaremos
a Likdem juntos, como una familia, y pelearemos unidos, como un ejército.
Con estos pensamientos me duermo, esperando
que amanezca un nuevo día.
Aaw que monoos :3 y pobres que triste :'(
ResponderEliminarMuy interesante el capitulo :D